No es que nos haya pillado por sorpresa que a la jardinería municipal le quieran poner fecha de caducidad!. Los rumores de privatización han sido, durante años, una espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas. De hecho, los Jardines Históricos de Retiro y Casa de Campo y los viveros municipales son desde hace años víctimas de una privatización encubierta. Por un lado las bajas por jubilación y posterior amortización de dichas vacantes, así como la escasez de plazas ofertadas durante los 15 o 20 últimos años, han diezmado la plantilla de Jardiner@s y la del resto de personal de oficios de fontanería, carpintería, electricistas, etc. que permitían el mantenimiento autónomo de las instalaciones. Por otro, las contratas han ido ganando terreno a los trabajador@s que aún quedamos en activo.
Con este panorama y la crisis salvaje que estamos viviendo era previsible que la Botella (alcaldesa no electa de Madrid) y su taberna de Cibeles en pleno ,aprovecharan que el Pisuerga pasa por Valladolid, para continuar este proyecto de privatización ( que iniciara uno de sus antecesores en el cargo, Álvarez del Manzano con la privatización del Parque del Oeste, entre otros y que continuó Gallardón), incluyendo ahora los parques históricos y viveros en los contratos integrales de conservación que encargan la gestión de las zonas verdes a empresas privadas.
El protocolo de dichos procesos es bien conocido por todos: primero se desprestigia al colectivo en cuestión, por ejemplo en jardinería han dejado de reponer herramienta y maquinaria, lo que conlleva un deterioro en la calidad y productividad. No se dota de presupuesto ni para lo más básico mientras, por contrapartida, la contrata que trabaja en el mismo espacio, posee la maquinaria y herramienta más moderna
De esta manera intentan convencer de que la jardinería pública no es eficiente y por lo tanto tampoco rentable, así que nos venden la privatización como una panacea. Sin embargo, está demostrado, que la empresa privada no le sale en absoluto más barata a la ciudadanía madrileña, al contrario, encarece considerablemente los costes y el servicio prestado no es de mayor calidad, ya que el objetivo último de una empresa privada es su propio beneficio.
La prueba está en que suelen incumplir sistemáticamente los pliegos de condiciones, sin que las administraciones hagan demasiado al respecto. La privatización sólo enriquece a determinados políticos y a las empresas que obtienen tan jugosos contratos, en muchos casos a golpe de talonario, práctica habitual entre políticos y empresarios, como por desgracia se está demostrando día a día con la proliferación de casos de corrupción por pago de comisiones. Harto es sabido también, que dichas empresas están dirigidas en su mayoría por empresarios "amigos o benefactores" del partido gobernante, pero dicha riqueza no revierte nunca en los trabajadores, cuyas condiciones laborales se precarizan.
Seguro que habrá quien opine, que aún así, seguimos siendo unos privilegiados por mantener nuestros puestos el trabajo. ¿Lo somos realmente? Probablemente si, comparados con los que están aún peor, pero todo es relativo. Se habla de recolocarnos como "inspectores de calidad", cuya labor es controlar que la empresa privada cumpla con los pliegos de condiciones, o reducirnos a una cifra meramente anecdótica en algún parque o vivero (aún ignoramos destinos y condiciones).
Pero la cuestión es otra: el miedo!...por encima de la corrupción, los chanchullos con la banca, la patente injusticia social, etc., lo peor que nos ha hecho este gobierno ha sido establecer un estado de terror en el ámbito laboral, extrapolable también a otros ámbitos, como el social, familiar, etc, La mejor estrategia, sin duda, para esclavizarnos. Ahora damos por buena cualquier migaja que nos echen y tendemos a perder la perspectiva de lo que realmente significa lo que nos están haciendo.
Sí, aún seguimos teniendo un empleo, pero nos quitan el derecho a ejercer la profesión para la cual nos habíamos formado y que veníamos ejerciendo desde nuestra incorporación a la función pública, nos quitan la plaza que teníamos en propiedad para trasladarnos no se sabe dónde, dejan en manos privadas y no siempre cualificadas, la gestión y conservación del patrimonio verde de nuestra ciudad, poniendo en peligro los Jardines Históricos que siempre fueron cuidados con mimo y esmero por funcionari@s públicos (dejando, por tanto, en evidencia su incapacidad en la gestión de los servicios públicos, a pesar de que esa debería ser su función y cuentan, eso sí, con gran número de altos cargos, asesor@s y puestos de confianza ) y lo más importante, desaparecen cientos de puestos de trabajo público, que siempre han sido una alternativa de empleo estable para cualquier ciudadan@ (el único en el que tenían cabida aspirantes de cualquier edad y condición), y que serían una promesa esperanzadora, para tant@s desemplead@s desesperad@s y empobrecid@s como hay en España.
La privatización de los servicios públicos, fueren los que fueren, nos afectan a tod@s!. A mí como trabajadora del sector público, a quienes se les niega la posibilidad de serlo y a tod@s porque como ciudadan@s contribuyentes y usuari@s que somos, los servicios que nos presten de ahora en adelante, los vamos a pagar a precio de oro y sin ninguna garantía de calidad. Por todo ello digamos:
¡NO A LAS PRIVATIZACIONES,LOS SERVICIOS PÚBLICOS NO SE VENDEN,LOS SERVICIOS PÚBLICOS SE DEFIENDEN!!!