Hay
«victorias» que duelen
(Huelga
de limpieza viaria y jardineria)
Much@s habíamos puesto nuestro esfuerzo y
esperanza en esta lucha. No en vano, ha obtenido el apoyo casi total de
vecino@ y trabajador@s, asociaciones vecinales, asambleas de barrio, colectivos
ciudadanos y sociales, sindicatos y trabajador@s de otros sectores, etc.
Entendíamos que iba a ser duro. De ahí, ese interés y esfuerzo colectivo y
solidario, para que l@s trabajador@s no se rindieran. Confiábamos en los
trabajadores, no tanto en sus negociadores. Por ello, ese apoyo incondicional,
sin fisuras. Bueno, con una condición, llegar al triunfo final para todos,
porque nos la jugábamos todos.
Pero también estábamos preocupad@s, porque
sabíamos, intuíamos y percibíamos que algunos podrían bajarse del caballo de
batalla antes de conseguir el triunfo pleno, cuando el enemigo estaba
reculando, sufriendo una derrota sin paliativos, a pesar de sus reacciones
enrabietadas (ladran, luego cabalgamos).
Teníamos que haber sobrepasado el límite de la
negociación empresarial, haber señalado y acabado con el principal culpable,
el Ayuntamiento y la
Botella. Ellos son los que tenían que ceder, pero han salido
vivos, hemos sido muy condescendientes y complacientes y cuando los podíamos
haber quitado de su sillón, donde estaban parapetados, esperando que la
metralla no les llegara a ellos, fuimos magnánim@s y caritativ@s y hemos
permitido que se mantuvieran en su trono. Había alternativa, retirar o limitar ese pago de la deuda y remunicipalizar
el servicio, camino que hubiera allanado los de otros sectores con los mismos
problemas derivados del pago de esa deuda a los bancos, que recae sobre
trabajador@s y ciudadanía.
Pero, además de firmar un ERTE (¿eso no es una
rebaja de sueldo?) y una amortización de puestos de trabajo (pérdida de
plantilla, más carga de trabajo para todos), nos hemos olvidado de 350 puestos
de trabajo, 350 personas que perdieron el trabajo al comienzo del conflicto,
los no subrogados y despedidos que no han entrado en la negociación (¿por
qué?). Y, aún más, que va a ocurrir con esos 1200 jardineros de los parques
históricos y forestales que se habían unido a la huelga, como apoyo y por su,
también dudoso, futuro, porque están en la misma situación que los trabajadores
de limpieza viaria y jardinería. Los hemos dejado solos.
Hemos pedido solidaridad, pero, a veces, nos
olvidamos de ella, cuando solo pensamos en lo que nos afecta personalmente,
sin pensar que el conflicto iba mucho más allá. Aún así, muchas gracias a los
trabajadores que han aguantado estoicamente durante días, luchando y perdiendo
una parte de su salario, tan importante para su supervivencia.
Aunque esta batalla no la
hemos llevado hasta el final, no la hemos aprovechado lo suficiente, sí nos
ha enseñado algunas cosas: que con la unidad todo es posible, y que esta unidad
es factible, como se ha demostrado, y que queremos victorias sanas, que no
duelan, aunque sean sacrificadas. Sabemos que podemos estar juntos y podemos
conseguir lo que nos propongamos. Los que quieren quitarnos todos nuestros
derechos e, incluso, nuestro trabajo, no son tan fuertes. A por ellos. Hagamos
que el miedo cambie de bando.