jueves, 21 de noviembre de 2013

VALORACION HUELGA LIMPIEZA VIARIA Y PARQUES Y JARDINES



 Hay «victorias» que duelen
(Huelga de limpieza viaria y jardineria)





Much@s habíamos puesto nuestro esfuerzo y esperanza en esta lucha. No en vano, ha obtenido el apoyo ca­si total de vecino@ y trabajador@s, asociaciones vecinales, asambleas de barrio, colectivos ciudadanos y so­ciales, sindicatos y trabajador@s de otros sectores, etc. Entendíamos que iba a ser duro. De ahí, ese interés y esfuerzo colectivo y solidario, para que l@s trabajador@s no se rindieran. Confiábamos en los trabajadores, no tanto en sus negociadores. Por ello, ese apoyo incondicional, sin fisuras. Bueno, con una condición, llegar al triunfo final para todos, porque nos la jugábamos todos.
Pero también estábamos preocupad@s, porque sabíamos, intuíamos y perci­bíamos que algunos podrían bajarse del caballo de batalla antes de conse­guir el triunfo pleno, cuando el enemi­go estaba reculando, sufriendo una de­rrota sin paliativos, a pesar de sus re­acciones enrabietadas (ladran, luego cabalgamos).
Teníamos que haber sobrepasado el límite de la negociación empresarial, haber señalado y acabado con el prin­cipal culpable, el Ayuntamiento y la Botella. Ellos son los que tenían que ceder, pero han salido vivos, hemos sido muy condescendientes y com­placientes y cuando los podíamos ha­ber quitado de su sillón, donde esta­ban parapetados, esperando que la metralla no les llegara a ellos, fuimos magnánim@s y caritativ@s y hemos permitido que se mantuvieran en su trono. Había alternativa, retirar o limitar ese pago de la deuda y re­municipalizar el servicio, camino que hubiera allanado los de otros sectores con los mismos problemas derivados del pago de esa deu­da a los bancos, que recae sobre trabajador@s y ciudadanía.
Pero, además de firmar un ERTE (¿eso no es una rebaja de sueldo?) y una amortización de puestos de tra­bajo (pérdida de plantilla, más carga de trabajo para todos), nos hemos ol­vidado de 350 puestos de trabajo, 350 personas que perdieron el trabajo al comienzo del conflicto, los no subro­gados y despedidos que no han en­trado en la negociación (¿por qué?). Y, aún más, que va a ocurrir con esos 1200 jardineros de los parques histó­ricos y forestales que se habían uni­do a la huelga, como apoyo y por su, también dudoso, futuro, porque están en la misma situación que los traba­jadores de limpieza viaria y jardinería. Los hemos dejado solos.
Hemos pedido solidaridad, pero, a veces, nos olvidamos de ella, cuan­do solo pensamos en lo que nos afec­ta personalmente, sin pensar que el conflicto iba mucho más allá. Aún así, muchas gracias a los trabajado­res que han aguantado estoicamente durante días, luchando y perdiendo una parte de su salario, tan importan­te para su supervivencia.
Aunque esta batalla no la hemos lle­vado hasta el final, no la hemos apro­vechado lo suficiente, sí nos ha ense­ñado algunas cosas: que con la uni­dad todo es posible, y que esta uni­dad es factible, como se ha demostra­do, y que queremos victorias sanas, que no duelan, aunque sean sacrifi­cadas. Sabemos que podemos estar juntos y podemos conseguir lo que nos propongamos. Los que quieren quitarnos todos nuestros derechos e, incluso, nuestro trabajo, no son tan fuertes. A por ellos. Hagamos que el miedo cambie de bando.

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