Hemos tenido
que aguantar estoicamente no sólo el bombardeo continuo de los grandes medios
de comunicación, sino también la vergüenza ajena, el ridículo, la hilaridad y
la carcajada que nuestra no-electa alcaldesa ha provocado.
Es
curioso que, quienes nos representaban en Buenos Aires defendiendo la
candidatura olímpica, es decir, Ana Botella, Ignacio González y el príncipe
Felipe, es la primera vez que se presentan a unas elecciones y, claro, las han
perdido. Deberían tomar nota.
También
es destacable la singularidad de este país en cuanto a la libertad de
expresión. No han dejado de repetir el fuerte apoyo popular del que gozaba la
candidatura (un 91 % en el estado español y más de un 80% en Madrid). Lo que no
han explicado es de donde han sacado los datos y la muestra que se ha
utilizado. Todos sabemos que esta encuesta no tiene que ver absolutamente nada
con la realidad. Pero, eso sí, a nivel de medios de comunicación (con la
honradas excepciones de algún medio alternativo o internet) el apoyo ha sido masivo
(100%). Ni una rendija ni una fisura a la crítica a la candidatura olímpica.
¿Presiones del poder político y económico?. Sin duda. Ni en países como Estados
Unidos, la cuna del capitalismo, existe tal mordaza de los medios de
comunicación. Cuando en la mayoría de la prensa internacional se apostaba
claramente por la candidatura de Tokio, aquí se seguía manteniendo como
favorita a Madrid, intentando manipular todo lo manipulable, para buscarse el
apoyo popular, y quedar como víctimas del ogro internacional, en este caso el
COI. Como ya manifestó un miembro del COI: “Madrid debería dedicar el esfuerzo
de las olimpiadas para solucionar sus problemas”. Que los tiene, y muchos.
Pero, aún más criticable, es la actitud de algunas organizaciones políticas,
sindicales y sociales. Al apoyo sin fisuras del bipartidismo y las grandes
organizaciones sindicales, le ha acompañado la tibieza a la hora de decantarse
de organizaciones políticas como IU o UPyD, asi como la Federación Regional de
Asociaciones de Vecinos.
Y a
todo esto, hay que acompañar la opacidad y el oscurantismo de los
infructuosos gastos de la presentación de la candidatura olímpica madrileña, en
tres ocasiones, que algunos mas avezados calculan en unos 100 millones de
euros. La ostentación con la que los representantes de la candidatura se
mueven, jamones ibéricos, quesos manchegos y cientos de invitados a diversos
fastos, dan la muestra de quienes dirigen las políticas en este país.
Ellos
(grandes empresas y políticos aprovechados) se jugaban mucho. Pero, no menos,
se jugaba la ciudadanía de esta ciudad y de este país.
Es el
momento adecuado, para quitar a todos estos parásitos que nos están chupando la
sangre, que ni siquiera tienen la categoría de insignes chupópteros, sino de
mediocres, inútiles chupasangres de baja estofa y nulo conocimiento.
Aprovechados y enchufados.
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